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Una vida marcada por Francia

Egresado del Liceo Francés Jules Supervielle en 1998, Matías Saiz pasó por las sedes del Liceo Francés de Avenida Italia, Carrasco y Central. Luego de aprobar el BAC partió a Francia a estudiar en “Classes préparatoires” y luego en “l´École Polytechnique” de Paris, donde se recibió de Ingeniero y realizó un Master of Science. Seis años después, retornó a Uruguay.

Actualmente, Matías se desempeña como director de la empresa francesa Faurecia Automotive del Uruguay, es miembro del comité ejecutivo de la Sociedad Francesa de Enseñanza y de la directiva de la Cámara de Comercio Francesa de Montevideo. En esta entrevista nos habla de los recuerdos que tiene del colegio y de su experiencia en una de las “Grandes Écoles” más importantes de Francia.

¿En qué pensás cuando recordás tu infancia en el colegio? En muchísimas cosas, en actividades con amigos. Me acuerdo de las siestas en Maternelle en el Liceo Francés de Avenida Italia, de los largos partidos de fútbol en los recreos de Carrasco y de la aventura que fue trasladarse para el centro de la Ciudad y reencontrarse con viejos amigos de Av. Italia.

¿Cuándo nació tu vocación de ingeniero? Me gustaban las matemáticas y la física. A medida que fui avanzando en los estudios y descubrí que tenía más facilidad para los números que para las letras, fui volcando mi perfil para el lado de la ingeniería.

¿Cuánto creés que influyó el colegio en eso? La formación francesa pone un foco muy fuerte en la parte lógica y matemática, tuvimos excelentes profesores en la escuela y en el liceo que despertaron esa curiosidad.

¿Cómo viviste tus años del BAC? El último semestre del BAC fue difícil, en aquella época eran jornadas largas, salíamos a las seis de la tarde casi todos los días. Hacía un esfuerzo grande por prestar atención en clase, así evitaba volver a casa con tareas y podía hacer otras actividades. En lo personal, nunca dejé de hacer deporte competitivo a diario luego del liceo.

Te fue muy bien en el BAC y lograste conseguir una beca. ¿Cómo se dio?
Me fue bien en el Bac, sí. Un Proviseur en Carrasco, Auguste Roig, me llamó a su casa luego del Bac y me dijo: “tu dois continuer tes études en France ”. Bueno, ¿por qué no? Y ahí él mismo me ayudó con la carta de motivación y los formularios para la beca, para las “Classes préparatoires”. Al tiempo me volvió a llamar y me dijo: “Matías, te aceptaron a todo, te podés ir”.

¿Qué sentiste en ese momento? La verdad es que no estaba del todo convencido, tenía 17 años y no tenía la decisión tomada. Hablé con mi familia y amigos, y en definitiva me recomendaron que probara un año, no perdía nada. Así transcurrió el primer año en Francia, ese sí que fue difícil. Las “Classes préparatoires” son muy duras, aunque no todas las formaciones que propone la “Bourse d´Excellence” son así. Con esfuerzo y gracias a la preparación de primer nivel del liceo logré salir adelante. En el camino también tuve mucha suerte: hice muy buenos amigos, amigos para toda la vida que me ayudaron mucho, sus familias me aceptaron como un hijo más y eso hizo el camino más fácil. Finalmente decidí terminar el ciclo de “Classes Préparatoires”, apliqué a los concursos para ingresar a las “Grandes Écoles” e ingresé a “l´Ecole Polytechnique”.

¿Cómo fue la vida en esa escuela? La vida en la escuela de ingenieros era genial, es una vida de campus universitario: deporte, actividades de todo tipo, profesores, clases y laboratorios de primer nivel. La formación la armaba cada uno a su medida, fueron tres años fantásticos.
Después hice un “Master of Science” de un año y medio, que consistía en un proyecto de modelización numérica en el centro de Innovación y Desarrollo de Peugeot-Citroën en Vélizy, con el soporte de los profesores de Polytechnique y de los técnicos de PSA. Al final del Master volví de vacaciones a Uruguay, las fechas coincidieron con un llamado de Botnia, apliqué y me quedé en Uruguay.

¿Estaba en tus planes regresar? Siempre tuve clara la idea de volver, sí, aunque no sabía en qué momento sería. Así que trabajé cuatro años en Fray Bentos, un año de consultoría y ahora hace siete que soy director para Uruguay de la empresa francesa Faurecia Automotive del Uruguay, una de las mayores empresas de autopartes del mundo.

Tu vida estuvo marcada por Francia. Si, para siempre.

A nivel formación y educación, ¿qué le aportó el Liceo Francés a tu vida laboral? Sin dudas hablar mínimo tres idiomas, la mezcla de cultura francesa y uruguaya y la calidad de la formación académica son diferenciales únicos.